Si A, entonces ¿qué?

“Si A, entonces B”. Este es el punto de partida. El ejemplo más simple de una relación causal. Si ocurre el evento A, entonces ocurrirá a continuación el evento B. La causa es A. B es la consecuencia.

Pero esto no es más que el punto de partida, la apacible orilla. El suave ir y venir periódico de las olas es predecible, inteligible. Después de una ola, siempre viene otra. “Si A, entonces B”. Adentrémonos en el mar. Expongámonos a la resaca y las tormentas, el terreno de lo impredecible y, en muchas ocasiones, ininteligible.

Es probable que A (causa) genere como consecuencias B, C y D. Es posible también que, a su vez, D sea la causa de otras consecuencias: llamémoslas E y F. Incluso puede ocurrir que F anule o contrarreste el efecto de D, de manera que F es consecuencia de D y, a la vez, la cantidad de D dependa de F. De esta manera, D y F son a la vez causa y consecuencia. Esto es el típico ejemplo de una retroalimentación negativa (“A mayor F, menos D”). De forma paralela, puede ocurrir que C induzca o potencie a A (“A mayor C, más A”). Esto es, cuanto más C haya, mayor será el efecto de A y, por tanto, mayor aún será el efecto de C, lo que inducirá todavía más A…y así sucesivamente. Esto es el típico ejemplo de la retroalimentación positiva (“A mayor C, más A”).

¿Mareado? ¿Mareada? Sólo nos hemos alejado un poco de la orilla, no estamos en alta mar todavía. Esto no es aún un problema complejo. Hemos dejado el terreno de lo simple para entrar en el de lo “complicado”, una parada a mitad de camino. Si lees el párrafo anterior 3 ó 4 veces, acabarás entendiéndolo. Descubrirás que no es más que un conjunto de relaciones causales simples del tipo “Si A, entonces B”. A veces hay días de marejada, y también hay días de fuertes vientos y olas grandes. También podemos “complicarlo” todo lo que quieras, metiendo letras hasta acabar con nuestro alfabeto y, si te parece poco, con el alfabeto griego también. Será cuestión de releer el párrafo 20 o 25 veces, y acabarás por descomponerlo y entenderlo.

En tu sangre hay un montón de moléculas diferentes, los alfabetos se quedan cortos, que están relacionados mediante relaciones causales simples, cuyos efectos suelen ser retroalimentaciones positivas y negativas y cuya consecuencia final es que la concentración de glucosa en tus venas sea constante, aunque te tomes 3 dulces seguidos o hagas un ayuno de 18 horas.

Si tiro una piedra hacia arriba con una fuerza conocida, puedo saber a qué altura llegará, cuánto tiempo tardará en caer y, a qué velocidad impactará en el suelo (“Si A, entonces B”). Introduciendo “unas letras” más, podemos hacer trayectorias parabólicas más complicadas, incluso podemos poner a 3 hombres en la Luna y hacer que vuelvan a la Tierra. Sigue siendo predecible.

La bioquímica o la aeronáutica son problemas complicados. Seguimos a medio camino del destino. Seguimos viendo la costa de la simplicidad a lo lejos. Sin embargo, a donde vamos, es difícilmente inteligible. En muchas ocasiones, es imposible de predecir. Los navegantes que se han aventurado en las profundidades del océano hablan de péndulos dobles o del clima. Llegamos a las complejidades.

Es más fácil predecir cómo se puede llegar a la Luna que el tiempo que va a hacer esta tarde en tu ciudad. Es más fácil saber la posición de una nave 6 días después de que despegue con destino a la Luna que saber la posición de un péndulo doble 10 segundos después de ponerlo en movimiento.

La meteorología sí es ya un problema complejo. Da igual que leamos el párrafo 150 veces. Seguiremos sin saber comprenderlo de forma total. Probablemente una parte del problema radique en que aún no hemos identificados todas “las letras” que participan en el problema. También puede ser que hayas letras que aparentemente no influyen unas sobre otras y, en realidad, hay relaciones causales ocultas aún por conocer. También pueden ocurrir retroalimentaciones positivas que amplifiquen los efectos de las causas. Una pequeña consecuencia en un punto alejado puede producir un efecto mayor, incluso global, en otro punto. Una manera poética de resumir esto es decir que el aleteo de una mariposa en la selva amazónica podría producir un tsunami en el mar de Japón.

Si te fijas, ya no se ve la costa. Hemos cambiado el “Si A, entonces B” por un “Si A, puede ser que B”. Puede ser que B… o puede ser que no, igual que los pimientos de Padrón. Ya no es predecible. Influyen tantos factores interrelacionados en el clima y, probablemente existan relaciones causales que aún no conocemos que predecir el tiempo de mañana es muy difícil. Podemos tirar de estadística. Si el 90% de las veces que entra una borrasca por el Atlántico, ha llovido después en Galicia (se vuelve a parecer a lo de “Si A, entonces B”), si hoy observo que hay una borrasca en el Atlántico, puedo medio-predecir que mañana lloverá en Galicia. Pero no te confundas. Esto no es una relación causal. Las relaciones causales ocurren siempre. Y hay un 10% de ocasiones en que la borrasca atlántica no moja a los gallegos. Tratamos de simplificar lo que es complejo. Por eso, el “hombre del tiempo” hace lo que puede y los errores no son negligencia, sino pura complejidad.

La complejidad implica la participación de muchos factores, a menudo de dimensiones muy diferentes, a menudo con relaciones que pensamos inexistentes y que, pueden tener grandes consecuencias o no. La reducción del número de animales de una especie puede generar efectos devastadores sobre todo el ecosistema o no generar apenas consecuencias. La pregunta compleja es “Si la especie A desapareciera, ¿desaparecería la especie B? Si subimos los impuestos hoy, ¿mejorará nuestra economía en 3 años? Si nos ponemos mascarilla, ¿bajará los casos de COVID-19? …” Las ciencias sociales, en general, son terreno fértil para la complejidad.

En definitiva, ahora sí hay motivos para marearse. Hemos pasado del terreno de lo simple donde “Si A, entonces B” hasta llegar a lo complejo. En estos mundos lo que realmente cabe preguntarse es “Si A, entonces ¿qué?”

Esta puede ser una de las entradas con más errores de concepto que haya escrito. Es lo que pasa cuando te metes en terrenos pantanosos, poco firmes, ininteligibles. Perdonen si he acabado mareado por meterme en aguas demasiado profundas, tal vez haya embarrado al caminar por las arenas movedizas de las complejidades.

Esta entrada forma parte de #Polivulgadores de Café Hypatia en su edición de agosto de 2023. En esta ocasión polivulgamos sobre #PVcomplejidades

Acerca de Miguel Ángel Martín

Amante de la Divulgación Científica en general y de la Biomedicina y la Astronomía en particular. La Ciencia y su divulgación me han atraído desde muy joven. Admiro leer todo lo que cae en mis manos (libros, blogs, artículos,…) y aspiro a aportar mi granito de arena a la causa divulgativa. La Ciencia y los científicos constituyen una auténtica Atlántida, una civilización subterránea llena de tesoros de incalculable valor. La Divulgación y los divulgadores excavan y tratan de aflorar esos tesoros a la superficie para el conocimiento, gozo y disfrute del resto de mortales. Siempre me gusta tener a mano mi pico y mi pala.
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Una respuesta a Si A, entonces ¿qué?

  1. jmardia694 dijo:

    En cambio, no es complejo responder a lo que he sentido al leer tu post y dejar aquí un comentario. Sin entrar desde luego en los motivos, y mucho menos conocer todas las relaciones causales implicadas en ello… ¡¡¡Me ha gustado!!!!

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