El florecimiento de la Ciencia

El florecimiento es primavera, es renacer. El florecimiento es la vuelta de Deméter a la tierra. Pero esa vuelta siempre viene precedida del oscurantismo frío, del invierno en el que las ideas difícilmente fructifican. Sin embargo, el agua y la espera traen inexorablemente la vida, con el renacer de las flores del conocimiento.

Algo así debió sentir Galileo Galilei cuando veía nacer de entre tierra fría los primeros brotes del heliocentrismo, lo que sin duda acabaría siendo una de las flores más hermosas de cuantas hemos visto nacer. Hoy no es una flor, sino una gigantesca secuoya. Pero esto es así porque Galileo y algunos coetáneos se afanaron en regar y remover la tierra.

No en vano, la época de Galileo se llama Renacimiento, en rememoración a la primavera que viene a cambiar los aires fríos y áridos del invierno medieval. Empezó a ser concebible que los juguetes que se inventaban, fueran más que juguetes. Así Galileo cogió el último invento de moda para algo más que jugar: un artefacto basado en lentes que ampliaba las cosas —el telescopio— y que hacía que las cosas lejanas parecieran cercanas. Hasta entonces, al telescopio se le concedían usos lúdicos y militares. Pero Galileo lo convirtió en abono.

Pensó que podía usar el telescopio para observar el firmamento de noche. Lo hacía cada noche, de forma continua y sistemática, anotando en sus cuadernos lo que veía trataba de entender como funciona el sistema del mundo de una forma nueva.

Con un telescopio que aumentaba las cosas no más de veinte veces, fue la primera persona que vio y describió las fases de Venus, los cráteres, montañas y mares de la Luna, las manchas solares y, sobre todo los satélites de Júpiter, a quien él mismo denominó “astros medíceos”, en honor a Cosme II de Medici, entonces Gran Duque de la Toscana y exalumno del propio Galileo.

Más allá de la capacidad observadora de Galileo, el mérito principal estribó en tratar de ver que bajo esos débiles brotes verdes, crecía la semilla imponente de un majestuoso árbol. Para que las fases de Venus fueran explicables, el Sol debería estar en el centro y la Tierra girando alrededor de él. La descripción de cadenas montañosas y grandes valles en la Luna cortó de raíz la idea de la perfección esférica que se les suponía a los cuerpos celestes. Al contrario, la Luna, como la Tierra, era escarpada, de superficie irregular, lo que iba totalmente en contra de la teoría aristotélica.

Las manchas solares también era una prueba fundamental, a los ojos de Galileo, de que el mismo Sol, aún estando en el centro, giraba en torno a un eje de rotación, igual que la Tierra. Por último, los astros medíceos, suponen una deliberada violación al universo de Ptolomeo, que propugnaba que todos los cuerpos del universo giraban alrededor de la Tierra. Galileo mostró al mundo de forma clara que cuatro nuevos cuerpos celestes osaban bailar alrededor de Júpiter. Y si esto era así, sería de esperar que hubiera cuerpos celestes orbitando alrededor de otros que no fueran la Tierra.

En definitiva… la Tierra central y estática estaba empezando a ser fuertemente degradada y, si bien los segadores cristianos trataron de arrancar de raíz todos aquellos brotes, cuando renace la primavera, todo florece de golpe, a pesar de prohibiciones, hogueras o arrestos.

Galileo, junto con Copérnico o Kepler, degradaron la Tierra pero cambiaron el mundo. En una de las épocas históricas más primaverales, hicieron renacer la astronomía y, con ello, vehiculizaron el resurgir del pensamiento científico. No en vano, a esta época se la conoce como Renacimiento.

Sidereus Nuncius («gaceta sideral») es el libro escrito por Galileo Galilei en 1610 en el que describe y trata de explicar todo lo que observa con su telescopio y anuncia al mundo el descubrimiento de los cuatro «satélites galileanos» que orbitan alrededor de Júpiter.

Esta entrada forma parte de #Polivulgadores de Café Hypatia en su edición de marzo de 2023. En esta ocasión polivulgamos sobre #PVflorecimiento

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Mis primeros scikus

EVOLUCIÓN

Un cambio menor

hace del primitivo

un ser superior

GALILEO GALILEI

El astro joven

negado por la Iglesia

“Eppur si muove”

THOMAS A. EDISON

Las mil formas de no hacerlo

fueron electricidad en su motor

su afán ilumina el tiempo.

EDWIN HUBBLE

Bajo la lente

los astros se alejaron

y el cielo se abrió

Con estos primeros scikus me estrené, hace casi 7 años, en esta aventura de la Escritura Científica Creativa. Guiado de la mano de José Antonio Bustelo, creador de la Escuela de Literatura Científica Creativa, popularizador de la misma y gran amigo. También inicie esta aventura de la mano de Paloma Martín y Cristina Sopena, compañeras de las que aprendí mucho y de las que aún hoy día sigo aprendiendo.

Bajo el cobijo y el buen hacer de José Antonio, y con la dosis de energía y vitalidad de Cristina, nació el espíritu de Hypatia, que acabó fructificando en muchas cosas y, entre ellas, también en #polivulgadores como una iniciativa que siguiera alimentando el espíritu de Hypatia mientras se encendía cada día más la fragua con las aportaciones de tantos y tantos otros.

#Polivulgadores es un lugar donde experimentar, aprender, crecer y madurar. El lugar donde no existe una creación definitiva, quizá tampoco exista aquí una obra maestra. Por el contrario, es el lugar donde surge la primera vez, y esta fue la mía.

Esta entrada forma parte de #Polivulgadores de Café Hypatia en su edición de enero de 2023. En esta ocasión polivulgamos sobre #PVprimeravez

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Porque debe ser así, porque no puede ser de otra manera

Los Epiciclos, porque no se podía destronar a la Tierra

La constante cosmológica, porque no podía existir la expansión.

El creacionismo, porque no podíamos venir del mono.

El Big Bang inicial, porque no podía hacerlo de otra manera el Creador.

El flogisto, porque el fuego debía tener algún sustrato.

¿El gravitón, porque todas las fuerzas deben tener una partícula asociada?

La Ciencia, como el Arte y cualquier otra actividad humana, tiene la impronta del ser humano. Algo que surge de la mente y se plasma en la realidad. Mediante este proceso que convertir en una realidad la imaginación, el ser humano descarga su creatividad, pero también sus sesgos.

El científico, como humano, no es un ser libre de sesgos. Existen en la Historia numerosos casos de teorías e hipótesis afectadas por fuertes sesgos cognitivos, muchos de ellos de carácter religioso o social. Samuel George Morton trataba de usar la craneometría para medir y comparar la inteligencia de las distintas razas. Para ello, cogía cráneos de cadáveres de hombres blancos y negros y los llenaba con semillas, asumiendo que cuantas más semillas entraran en el cráneo (cráneo más grande), la inteligencia sería mayor. Parece que el mismo Morton, agitaba y sacudía más el cráneo de los hombres blancos para que las semillas se compactaran más, incluso las apretaba con el pulgar. En las primeras décadas del siglo XIX, la hipótesis a priori estaba clara y determinada: el hombre blanco tenía una inteligencia superior al hombre negro. Debía ser así, no podía ser de otra manera.

Dos siglos más tarde, la Ciencia ha evolucionado, hemos resuelto algunas de las viejas cuestiones afectadas por los viejos sesgos. Pero los sesgos no mueren, también evolucionan. Hoy tenemos nuevas cuestiones afectadas por nuevos sesgos. Hoy, los estudiantes se asombran más que nunca porque las mujeres y los hombres difieren en un cromosoma. Los hombres y las mujeres son iguales. Debe ser así, no puede ser de otra manera.

El estar dotado de sesgos e imprimirlos en las creaciones no es signo de hacer mala ciencia, ni de ser mal artista. Es la consecuencia más directa de vivir en consonancia con el conjunto de ideas y conceptos que caracterizan a un tiempo y un lugar y que sirven para enfrentarse a la vida en dicho momento histórico. Así es como define Ortega y Gasset la cultura. Los sesgos son una parte indisociable de la cultura, y la cultura lo es del ser humano.

La expansión del Universo de Hubble tiene una base importante en un sesgo de cómo interpretar los datos obtenidos, la teoría del Big Bang de Lemaitre tiene una importante connotación religiosa. Los mismos sesgos que llevaron a la hoguera a Giordano Bruno, nos han permitido dilucidar de una forma bastante verídica cómo es o cómo se creó el lugar en que vivimos.

La verdad, desde luego, no es algo absoluto e inmutable, como tampoco lo era el universo a pesar de las creencias de Einstein. La verdad, en ciencia, es la concordancia de los datos obtenidos con el paradigma o la teoría que trata de explicar nuestra naturaleza. Y nuestros sesgos pueden afectar a cómo tomamos los datos (preguntadle a Morton) y también a cómo concebimos las teorías (preguntadle a Lemaitre).

Lo que hace la buena Ciencia no es librarse de sus sesgos, sino que, una vez impresos, los pone a prueba. Democratiza los sesgos, no los convierte en déspotas totalitarios e inamovibles.

Nuestra cultura y nuestra forma de pensar tiende a ordenar las cosas y buscar simetrías y semejanzas. Si tenemos cuatro fuerzas fundamentales y hemos encontrado la partícula elemental de tres de ellas… La cuarta fuerza, la gravedad, debe tener también una partícula asociada. ¿Por qué? Por un sesgo de buscar similitudes con cosas que ya conocemos. Porque debe ser así, porque no puede ser de otra manera.

Así, nuestros sesgos nos pueden llevar, y nos han llevado a grandes fiascos y grandes descubrimientos. La Ciencia es una actividad humana y, por tanto, necesita indisociablemente de la cultura, y de sus sesgos, para prosperar.

Esta entrada forma parte de #Polivulgadores de Café Hypatia en su edición de diciembre de 2022. En esta ocasión polivulgamos sobre #PVsesgos

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La báscula celestial

Probetas, cables, bolas, cuerdas, soportes… eran casi los únicos compañeros que tenía, y prácticamente los únicos que necesitaba. La precisión y la minuciosidad eran sus motivaciones vitales. Las relaciones interpersonales eran para otra gente. Henry Cavendish era de familia adinerada y aristócrata, pero no llevaba la vida propia de un aristócrata inglés del siglo XVIII. La suya era una vida de muy pocas palabras, y de muchísima reflexión. Y probablemente así es como se puede hacer que lo que es tremendamente difícil se pueda trivializar en algo sencillo.

Tenía en su laboratorio varillas de madera, algo de alambre, unas bolas de plomo y un telescopio. Tenía en su mente un objetivo: pesar la Tierra. No necesitaba más para materializar su invento. La balanza de torsión (*).

Suspendió de un alambre una varilla de madera. En cada extremo de la varilla de madera colgaban dos pequeñas esferas de plomo, de menos de 1 Kg de peso cada una. Ambas esferas debían mantenerse en perfecto equilibrio. Por tanto, debían pesar exactamente lo mismo y estar las dos a la misma distancia del alambre que sostenía la varilla.

Por otro lado, cerca de las esferas pequeñas, dispuso dos esferas de plomo mucho más pesadas, de más de 150 kg de masa, de manera que las esferas grandes quedaban fijas y sin posibilidad de movimiento. Según la ley de gravitación de su compatriota Newton. Era de esperar que las esferas grandes (mayor masa), atrajeran a las esferas de menor tamaño, suspendidas de un alambre.

Esquema del funcionamiento de la balanza de torsión utilizada por Henry Cavendish (1789)

El montaje estaba realizado de manera que la atracción de las bolas grandes generara un movimiento de las pequeñas hacia ellas y, como consecuencia el movimiento circular de la varilla y la torsión del alambre que sustentaba dicha varilla. La varilla dejaría giraría hasta alcanzar un ángulo en que la fuerza de torsión del alambre se equilibra con la fuerza de atracción entre las esferas de plomo grandes y pequeñas.

Dibujo de la sección vertical de la balanza de torsión de Cavendish, incluyendo el recinto en la que estaba ubicada. (Cavendish,H.(1798), ‘Experiments to determine the Density of the Earth’ in McKenzie, A.S. ed. Scientific Memoirs Vol.9: The Laws of Gravitation, American Book Co. 1900, p.62)

Cavendish sabía la fuerza que había que aplicar al alambre para torsionarlo hasta un ángulo dado, y lo que se propuso fue medir el ángulo en el que dicha torsión se igualaba con la fuerza de la gravitación entre las bolas. De esta manera, su balanza de torsión podría medir la fuerza exacta de atracción entre las bolas. Por supuesto, también sabía la distancia que había entre las bolas grandes y pequeñas en el momento del equilibrio.

Tomando la Ley de Gravitación de Newton, postulada 100 años antes, y conociendo la masa de las dos bolas, la distancia y la fuerza de atracción entre ellas pudo estimar por primera vez el valor de la constante de gravitación universal, el valor “G”. De esta forma aparentemente sencilla, Cavendish fue la primera persona que, en 1789, pudo estimar el valor de G, un siglo después de que Newton la predijera.

Ley de la Gravitación Universal (1687)

El resto es una ecuación de primer grado y un experimento de colegio. Cuando levantamos una bola de masa conocida (m2) a una distancia conocida del suelo (r) y la soltamos, la bola cae al suelo, atraída por la Tierra, a una velocidad (F) de 9,8 m/s2. Sabiendo el valor de G, gracias a Cavendish, se puede despejar el valor de m1 (la masa del cuerpo que atrae la bola, la Tierra).

Así es como se pesó la Tierra, y luego el Sol y el resto de los planetas del Sistema Solar.

*La idea original de la balanza de torsión no es de H. Cavendish, sino de John Michell. Sin embargo, Michell murió en 1793 sin poder completar su experimento y el instrumento que había construido fue heredado por Francis John Hyde Wollaston, quien, a su vez, se lo entregó a Henry Cavendish.

Por cierto, en el «experimento Cavendish», cualquier pequeña corriente de aire o movimiento podría potencialmente perturbación el equilibrio de las bolas de plomo suspendidas en el alambre, falseando los resultados obtenidos. Es aquí donde entra en juego el telescopio. Cavendish tuvo la precaución de introducir su balanza en un receptáculo y, aún así, tomó la medida del ángulo desde otra habitación, con ayuda de su telescopio.

Esta entrada forma parte de #Polivulgadores de Café Hypatia en su edición de noviembre de 2022. En esta ocasión polivulgamos sobre #PVinventos

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Sombras que se transforman en luces

Ese preciso momento en que el núcleo de un átomo decide desintegrarse es un evento fortuito, pero no gratuito. La desintegración ocurre a expensas de algo, de radiación, de la llamada radiactividad. A veces la radiación son fotones, sus luces, otras veces la radiación no brilla, sus sombras.

También ocurre que sea cual sea su radiación que derive de la desintegración del núcleo del átomo, podemos usarla para algo beneficioso, nuestras luces. Otras veces, hemos querido usar dicha radiación para destruir y matar, nuestras sombras.

La fluorodesoxiglucosa (FDG) es una molécula análoga de la glucosa, el combustible que usan todas las células de nuestro cuerpo para funcionar. El átomo de flúor de la FDG suele convertirse en flúor-18, un isótopo inestable del flúor con 9 protones y 9 neutrones (el flúor estable es flúor-19, con 9 protones y 10 neutrones).

Uno de los 9 protones del átomo inestable de flúor-18 se desintegra, convirtiéndose en un neutrón y liberando un positrón (una sombra que equivale a un anti-electrón). De esta manera, resultaría un núcleo con 8 protones y 10 neutrones (oxígeno-18). El flúor-18 se habrá desintegrado, emitiendo una sombra de antimateria positrónica

Nuestra luz está en la sombra del átomo. El flúor radiactivo está ligado a una molécula similar a la glucosa, el combustible celular. De manera que las células más activas (requieren más combustible), captarán más FDG y, por tanto, emitirán más positrones.

Emisión de positrones (desintegración beta) y aniquilación para generar dos fotones gamma (extraído de Sabalza y cols., 2016)

La sombra de cada positrón buscará un electrón y cuando ambas partículas se encuentren, se aniquilarán mutuamente generando una luz…dos fotones gamma que podemos captar en una máquina. De esta forma, las sombras generan luces. Y aquellas células que generen más luz serán más activas. Midiendo la cantidad de luz, podemos saber si las células están vivas, o muertas, o si están excesivamente activas, como ocurre en los tumores. La Tomografía por Emisión de Positrones (PET) utiliza la radiactividad para evaluar el funcionamiento (gasto de combustible) de las células de nuestro cuerpo, y nos permite diagnosticar enfermedades que antes no podíamos ver.

Tomografía por emisión de positrones (PET) de un cerebro normal y un cerebro afectado por la enfermedad de Parkinson. Las áreas más cercanas al color blanco son más funcionales, es decir, consumen más glucosa. (2minutemedicine.com)

Ese preciso momento en que el núcleo de un átomo decide desintegrarse es un evento fortuito, pero no gratuito, de luces y sombras. El mecanismo que reside en la tomografía por emisión de positrones es exactamente el mismo que reside en la bomba atómica de Hiroshima y Nagasaki.

Hemos aprendido a utilizar las luces y las sombras del átomo para nuestras propias luces (detectar un cáncer en un estadio precoz) y también para nuestras propias sombras (matar de un plumazo a miles de personas).

Esta entrada forma parte de #Polivulgadores de Café Hypatia en su edición de octubre de 2022. En esta ocasión polivulgamos sobre #PVlucesysombras

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El nacimiento de Gaia

La Vida siempre asumió que debía adaptarse a la Tierra como forma de seguir viva. Ahora, la Tierra asume que también ha de adaptarse a la Vida que acoge. Así, la Tierra cobra vida. Así nace Gaia.

Crédito: geogrpahy.name

Esta entrada forma parte de #Polivulgadores de Café Hypatia en su edición de septiembre de 2022. En esta ocasión polivulgamos sobre #PVgaia

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Lo mejor del mercado

Un comercial nos diría que lo último en óptica en el mercado es un sistema estereoscópico dotado de dos cámaras independientes con sensores curvos de 130 megapíxeles cada una de ellas. Estos sensores, denominados Retina©, a pesar de ser curvos, están dotados de corrección de aberración esférica. Cada uno de estos sensores esta formado por la superposición de hasta 10 capas con distintos tipos de células fotosensibles y neuronas que forman un complejo retículo capaz de detectar más de un millón de colores. De la disposición reticular de los elementos, viene el nombre comercial de los sensores: Retina©. La resolución combinada de los dos sensores tras su procesado es de… ¡576 megapíxeles! Se podrían ver dos palos separados por 13 cm a un kilómetro de distancia.

Estructura simplificada de la retina, compuesta por células nerviosas y fotorreceptores llamados «Conos» y «Bastones». (Crédito: ocularis.es)

Cada uno de los sensores tiene un campo de visión de cerca de 140º. No obstante, la combinación de los dos sensores aporta un campo de visión de cerca de 180º. Además, cada uno de los sensores está dotado de movimiento y control propio gracias a varios músculos, así como un sistema de enfoque adaptativo fino gracias a una lente interna controlada por músculos ciliares.

Los dos ojos humanos combinados generan un campo de visión de casi 180º (Crédito: tuoptometrista.com)

El procesador de las imágenes es prodigioso, pudiendo procesar hasta 77 imágenes por cada segundo. De hecho, los sensores están compuestos por dos tipos de pixeles, unos adaptados a baja condiciones de luminosidad y otros adaptados a condiciones de alta luminosidad, lo cual permite tomar imágenes en alto rango dinámico (HDR), así como tomar imágenes incluso en condiciones de gran oscuridad. El rango de ISO efectiva de este sistema está entre 100 y 60.000.

Para la protección del sistema, cada cámara está dotada de un sistema que evita la entrada de grandes partículas en el ambiente, denominado Pestañas©, así como un sistema de autolimpiado de la lente externa cada 15-20 segundos, denominado Parpadeo©. De esta manera, el mantenimiento de las lentes queda asegurado.

El desarrollo de este sistema es 100% sostenible, y todos los elementos son totalmente biodegradables sin contaminar el medio ambiente. Puede tenerlos por el módico precio de 0 euros. De hecho, está dotado de todo el sistema, más el procesador que además controla de forma integrada el resto de los sentidos, desde el nacimiento. La vida media del sistema se estima en más de 80 años, si bien puede sufrir ligeras modificaciones durante el crecimiento o la vejez que son fácilmente corregibles. Así que, cuídelos, que son la mejor herramienta disponible para relacionarse con su entorno.

Todos los instrumentos musicales nacieron del deseo y la intención de imitar la voz humana. Cada uno, con su timbre propio, se asemeja en algunos aspectos a la voz que pretenden, aunque ninguno lo logra de forma satisfactoria. De la misma manera, el ojo humano, el primero del quinteto de los sentidos, sigue siendo una gran barrera por batir que la tecnología actual aún no ha podido alcanzar.

Usamos el segundo órgano más complejo del organismo (detrás del cerebro, el procesador) para relacionarnos con el mundo, para “verlo”, y entenderlo mejor. Para recibir una información muy valiosa de la que, entre otras muchas cosas, depende nuestra supervivencia. Y siguen siendo mejores cámaras que cualquiera de las que hay en el mercado.

Crédito: wikipedia.com

Esta entrada forma parte de #Polivulgadores de Café Hypatia en su edición de agosto de 2022. En esta ocasión polivulgamos sobre #PVsentidos

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La caída del imperio de las ideas

El paradigma vigente está sentado en su sillón de oro.

Lleva un reinado largo constituyendo el conjunto de ideas, de saberes y prácticas que definen una disciplina de la ciencia durante un tiempo específico. El paradigma vigente es el pasado, el presente y el futuro de dicha disciplina. Ayuda a entender mejor lo que ya se había observado, y es la base para la construcción y la comprensión de las cosas que están por observar. Desde su trono de oro, domina toda la disciplina y todo aquel que quiera entenderla o dominarla, deberá aceptar sus ideas y postulados, aceptar sus leyes como las leyes que rigen esa parte del universo. En definitiva, deberá postrarse ante él.

Ya queda lejos en su recuerdo la lucha feroz que tuvo que lidiar para llegar a su trono. Y la ceguera es siempre el preludio del golpe.

Un nuevo paradigma acecha. Un paradigma joven  y atrevido, osado y aguerrido empieza a presionar las paredes del palacio de marmol que ha construido el paradigma vigente.

“No hay problemas. El palacio aguantará” —piensa el paradigma vigente.

Sin embargo, hasta el mármol de Carrara no es impune al cambio que trae consigo el tiempo. La fachada del palacio, tan cuidada por todos los subditos del paradigma sigue permaneciendo lustrosa y límpida. Sin embargo, en las profundidades de sus vigas y pilares empiezan a evidenciarse grietas, existen anomalías que el paradigma vigente no puede prever e, incluso, una vez surgidas, tampoco puede explicar con claridad. Y el paradigma acechante es quien evindecia las grietas a ojos de todos. Enseña la carcoma que existe en el interior, mostrando la vulnerabilidad del paradigma feudal.

“No hay problemas. El palacio aguantará.” —piensa el paradigma vigente.

Es necesario apuntalar las vigas del palacio. Los epiciclos ptolemáicos y las constantes cosmológicas son la masilla con la que reparar las grietas. Bucles y trucos que, aparentemente, dan el problema por solucionado. Sin embargo, la viga reparada nunca dio la misma confianza que si estuviera intacta. El palacio, que era lustroso por fuera, empieza a ser lábil en su interior. Y ante la debilidad, los subditos siempre cambian de bando.

Así, el paradigma acechante empieza a reunir a un grupo de subditos, generalmente jóvenes, que no han vivido tanto tiempo bajo el reinado del paradigma vigente y que, por tanto, no están viciados en la asunción de sus ideas. Pueden aceptar que existen otras formas de reinado, más fuertes, más exactas y también más fiables a la hora del concederle el cetro de la disciplina.

Los subditos viejos, sin embargo, pensarán que los jóvenes son eso, jóvenes, y que el fulgor de su juventud los lleva a la rebeldía y la fantasía con mundos que en verdad no son viables. Se ha declarado una guerra. A un lado de la trinchera está el paradigma vigente y su “ciencia normal” en posición de defensa. En posición de ataque está la nueva “ciencia revolucionaria”, liderada por un nuevo conjunto de ideas capaz de construir vigas resistentes a la carcoma, con la clara intención de derribar el palacio para construir otro, más fuerte, sobre él. Algunos de los adalides del ejército atacante son violinistas aficionados, ávidos de aportar nuevas mejoras, que fueron desterrados de la corte del paradigma vigente.

“¡Qué osadía! ¡Sugerir cambios sustanciales! Aquí lo único que hace falta es darle una mano de pintura por fuera al palacio, nada más. Este es un palacio inexpugnable. El palacio aguantará” —seguía pensando el paradigma vigente.

Y así, embriagados por la soberbia de su propia grandeza, es como caen todos los imperios. El nuevo paradigma acechante mostrará al mundo que sus nuevos materiales aguantan las anomalías sin necesidad de epiciclos, constantes ni artificios. Nuevos cimientos, nueva vigas.  Cuando las nuevas evidencias alcanzan una masa crítica, ocurre la revolución. La demolición del palacio que debe ser destruido para levantar otro nuevo en su lugar. Un nuevo imperio de las ideas y un nuevo emperador que continúe la dinastía.

La caída del Imperio romano (Thomas Cole, 1836)

Con el paradigma vigente destronado, el paradigma revolucionario ahora es considerado la nueva “ciencia normal”. Traerá la savia nueva que permitirá que la disciplina científica siga evolucionando, avanzando en la comprensión del universo, que es en realidad, el objetivo primordial de cualquier paradigma.

Y no existe un paradigma invulnerable, salvo la verdad en sí misma, si es que existe. Llegarán nuevos jóvenes que enseñarán al mundo las grietas del paradigma establecido, constituyendo el germen de una nueva revolución.  La palabra revolución contiene a la palabra evolución, un proceso natural mediante el cual los organismos, como si fueran paradigmas para la supervivencia en un entorno dado, perecen cuando surgen organismos, o paradigmas, mejor adaptados a dicho entorno.

Nuestros cuerpos son los descendientes de los paradigmas victoriosos en la batalla por sobrevivir en el medio en el que vivimos. De la misma manera, nuestras ideas son las descendientes de los paradigmas victoriosos en la batalla por entender el medio en el que vivimos. Cada vez que cae un imperio, el resultado nunca es definitivo, pero siempre es algo mejor. Somos hijos de la revolución

Esta entrada forma parte de #Polivulgadores de Café Hypatia en su edición de julio de 2022. En esta ocasión polivulgamos sobre #PVrevolución.

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Plus Ultra

Imagina que dentro de este círculo está todo lo que conocemos del mundo, de todas las disciplinas. El círculo tiene una línea que lo delimita. la línea azul es al frontera del conocimiento.

Cada uno de los polos del círculo hace referencia a uno de los campos del conocimiento. Al principio de nuestra vida el círculo está vacío para nosotros. Es nuestra misión llenarlo, aprender, conocer lo que ha sido conocido por muchos otros antes que nosotros.

Durante la Educación Primaria, empezamos a rellenar el círculo, desde dentro hacia afuera. Aprendemos desde lo más básico de cada disciplina hacia cosas más avanzadas

En la Educación Secundaria seguimos aprendiendo de la misma manera, basándonos en lo aprendido anteriormente, seguimos acercándonos a la frontera del conocimiento en cada una de las materias, pero… ¿Podríamos seguir así, aprendiéndolo todo de cada campos, hasta acabar por cubrir enteramente el círculo y saberlo «todo»?

Evidentemente, tal cosa no es viable. Por ello, al finalizar la Educación Secundaria tenemos que tomar una decisión. Para seguir conociendo más sobre un campo, es necesario especializarse. Tenemos que elegir uno de los polos del círculo para seguir avanzando en lo que ya aprendieron otros.

Nuestro conocimiento deja de ser un círculo, y se vuelve ovalado. Es una decisión difícil, porque elegir una dirección implica dejar atrás todas las demás..

Y así continúa el conocimiento: Cada vez más lejos del centro, cada vez sabemos más, cada vez más cerca de tocar la frontera del conocimiento… a costa de estrechar el área de lo conocido.

Las Ciencias Naturales se transforman en Física, en Química y en Biología, y más adelante la Química puede ser Orgánica e Inorgánica, dentro de la Biología también están la Botánica, la Zoología, o incluso la Genética… Este es el panorama de la Educación Superior en las enseñanzas de Grado

El final de la vida académica está en las enseñanzas de postgrado. El momento en que las orejeras están más cerradas que nunca es sólo compensable por el hecho de haber tocado uno de los puntos de la frontera del conocimiento… al menos uno de sus infinitos puntos. Aquí viven los alumnos de Máster

Ha costado mucho esfuerzo y sacrificio llegar a este punto… Así que, ya que estamos tocando la famosa «linea azul», tenemos la obligación de empujar.

La investigación es el noble arte de presionar esta línea , explorar la frontera del conocimiento en el punto en que hayamos llegado.

De vez en cuando ocurre la magia, y el fruto de esa presión es una nueva «burbuja de conocimiento». Algunos investigadores consiguen derribar la frontera del conocimiento.

La ampliación es muy pequeña, pera la satisfacción es tremenda. En este caso se habrá dado un gran paso para el hombre… y también para la Humanidad.

El resultado es evidente. La acción combinada de toda la investigación en las distintas áreas resulta en una multitud de «burbujas» de expansión del conocimiento. En definitiva, la suma de todas las burbujas no es más que la ampliación del círculo… la colonización de lo desconocido.

El legado que podemos dejar a los que vengan detrás nuestra es un «Plus Ultra», una invitación a la osadía, a ir más allá de lo conocido y conquistar poco a poco el resto de lo que quede por conocer.

Esta entrada forma parte de #Polivulgadores de Café Hypatia en su edición de junio de 2022. En esta ocasión polivulgamos sobre #PVfronteras.

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Castillos en el aire

Espejismo: Imagen, representación o realidad engañosa e ilusoria.

Existen historias y mundo enteros que se basan en una realidad ilusoria y engañosa, como si fueran castillos que se construyen sobre el aire. Si nunca has visto uno, no tienes más que levantar la vista del suelo cualquier noche para ver las estrellas.

Mires hacia donde mires, lo que ves no es real, sino la ilusión de un pasado… de muchos pasados en realidad. Desde la antigüedad, hemos agrupado las estrellas en constelaciones, les hemos asociado a esas constelaciones la forma de dioses, animales y otros seres mitológicos… incluso les hemos asignado los poderes propios de dichos mitos.

La constelación de Leo es un conjunto de 9 estrellas visibles a simple vista. Se puede observar estas noches, mirando a media altura hacia el oeste. Estas 9 estrellas sugieren la forma de un león. No es un león cualquiera, sino el León de Nemea. El primer trabajo de Hércules consistía en derrocar al León de Nemea, un animal fiero y cruel, invulnerable, abandonado por Selene, la diosa de la luna. Tras probar distintas armas, Hércules se dio cuenta de que nada serviría contra la bestia mitológica, y tuvo que usar el ingenio y sus propias manos para matar al león, y una vez muerto, tuvo que usar sus propias garras para desollarlo y quedarse su cabeza a modo de yelmo.

Para honrar la grandeza del león y el valordemostrado por Hércules, la propia Selene pidió a Zeus que subiera al león a los cielos, de forma que nadie olvidara jamás la hazaña. Es por eso que aún hoy día, miles de años después, seguimos viendo al León en las noches de primavera.

Sin embargo, la imagen del león es completamente ilusoria, las 9 estrellas no están asociadas. De hecho, algunas de las estrellas que forman el león están muy cerca de nosotros, como es el caso de Denébola (la cola del león), a una distancia de 36 años luz. La imagen que veamos esta noche de Denébola es la imagen de Denébola hace 36 años. El corazón del león está simbolizado por la estrella Algieba, y si la vemos esta noche, en realidad la estamos viendo hace 125 años. Muy cerca está la estrellas Al Jabhah (el pecho del león), …¡que está diez veces más lejos que el resto! La imagen de Al Jabhah de esta noche es la imagen de cómo era hace más de mil años.

Asterismo de la constelación de Leo formado por 9 estrellas. La imagen de cada estrellas es una ilusión del pasado, por lo que la figura del león es puramente ilusoria.

Todo es un gran espejismo, pues vemos un león, cuando en verdad estamos viendo imágenes de estrellas que no corresponden al mismo tiempo. Es posible que algunas de las estrellas que forman la constelación de Leo ya no existan y se extinguieran hace tiempo, a pesar de que seguimos viéndolas noche tras noche.

Incluso, es posible que en realidad todas las 9 estrellas de Leo ya no existan, dejando un vacío en el cielo y en la memoria. Es posible que la intención de Selene de que no olvidáramos jamás el valor de Hércules se haya extinguido, pues tarde o temprano los espejismos son descubiertos y acaban derrumbándose los castillos que se hicieron en el aire.

Esta entrada forma parte de #Polivulgadores de Café Hypatia en su edición de mayo de 2022. En esta ocasión polivulgamos sobre #PVespejismos.

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